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Frases De Aristóteles

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El amor sólo se da entre personas virtuosas.
El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona.
El amigo de todo el mundo no es un amigo.
Todo hombre tiene derecho a ser feliz.
La esperanza es el sueño del hombre despierto.
Un amigo fiel es un alma en dos cuerpos.
Un estado es gobernado mejor por un hombre bueno que por unas buenas leyes.
Es preciso que la filosofía sea un saber especial, de los primeros principios y de las primeras causas.
Es propio del filósofo poder especular sobre todas las cosas.
Los dialécticos y los sofistas, en sus disquisiciones, se revisten de la apariencia de filósofos.
Como la vista es al cuerpo, la razón es al espíritu.
Saber es acordarse.
Por aquello que llamamos justo queremos decir lo que es legal, lo que es limpio y equitativo.
Más se estima lo que con más trabajo se gana.
La bestialidad es un mal menor que la perversidad, pero es más temible.
La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas.
Cometer una injusticia es peor que sufrirla.
Lo que está en nuestro poder hacer, también está en nuestro no poder hacerlo.
La virtud está en el término medio.
El imitar es connatural al hombre.
El sabio no dice todo lo que piensa, pero siempre piensa todo lo que dice.
La amistad perfecta es la de los buenos y de aquellos que se asemejan por la virtud. Ellos se desean mutuamente el bien en el mismo sentido.
Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.
Lo que con mucho trabajo se adquiere, más se ama.
La finalidad del arte es dar cuerpo a la esencia secreta de las cosas, no el copiar su apariencia.
Enseñar no es una función vital, porque no tienen el fin en sí misma; la función vital es aprender.
Nada hay en la mente que no haya estado antes en los sentidos.
Los que obran bien son los únicos que pueden aspirar en la vida a la felicidad.
Si los ciudadanos practicasen entre sí la amistad, no tendrían necesidad de la justicia.
El que posee las nociones más exactas sobre las causas de las cosas y es capaz de dar perfecta cuenta de ellas en su enseñanza, es más sabio que todos los demás en cualquier otra ciencia.
Es un principio indiscutible que para saber mandar bien, es preciso saber obedecer.
La excelencia moral es resultado del hábito. Nos volvemos justos realizando actos de justicia; templados, realizando actos de templanza; valientes, realizando actos de valentía.
Algunos creen que para ser amigos basta con querer, como si para estar sano bastara con desear la salud.
La sabiduría es un adorno en la prosperidad y un refugio en la adversidad.
El castigo del embustero es no ser creído, aun cuando diga la verdad.
Nunca se alcanza la verdad total, ni nunca se está totalmente alejado de ella.
En parte, el arte completa lo que la naturaleza no puede elaborar y, en parte, imita a la naturaleza.
Avaro es el que no gasta en lo que debe, ni lo que debe, ni cuando debe.
La verdadera felicidad consiste en hacer el bien.
Así como los ojos de los murciélagos se ofuscan a la luz del día, de la misma manera a la inteligencia de nuestra alma la ofuscan las cosas evidentes.
La riqueza consiste mucho más en el disfrute que en la posesión.
Las ciencias tienen las raíces amargas, pero muy dulces los frutos.
Nuestro carácter es el resultado de nuestra conducta.
Sólo hay felicidad donde hay virtud y esfuerzo serio, pues la vida no es un juego.
El verdadero discípulo es el que supera al maestro.
El hombre solitario es una bestia o un dios.
La multitud obedece más a la necesidad que a la razón, y a los castigos más que al honor.
El instante es la continuidad del tiempo, pues une el tiempo pasado con el tiempo futuro.
El amigo es otro yo. Sin amistad el hombre no puede ser feliz.
El mando de muchos no es bueno; basta un solo jefe.
La historia cuenta lo que sucedió; la poesía lo que debía suceder.
La necesidad ha hecho aparearse a quienes no pueden existir el uno sin el otro, como son el varón y la mujer.
Gracias a la memoria se da en los hombres lo que se llama experiencia.
El alma es aquello por lo que vivimos, sentimos y pensamos.
La naturaleza no hace nada en vano.
Los grandes conocimientos engendran las grandes dudas.
La ciudad (polis) es una de las cosas que existen por naturaleza; y el hombre es, por naturaleza, un animal político.
No hace falta un gobierno perfecto; se necesita uno que sea práctico.
Lo que tiene alma se distingue de lo que no la tiene por el hecho de vivir.
Los discursos inspiran menos confianza que las acciones.
En realidad vivir como hombre significa elegir un blanco -honor, gloria, riqueza, cultura- y apuntar hacia él con toda la conducta, pues no ordenar la vida a un fin es señal de gran necedad.
Todos los aduladores son mercenarios, y todos los hombres de bajo espíritu son aduladores.
La única verdad es la realidad.
La democracia ha surgido de la idea de que sí los hombres son iguales en cualquier respecto, lo son en todos.
No se puede ser y no ser algo al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto.
El hombre nada puede aprender sino en virtud de lo que sabe.
Las revoluciones no se hacen por menudencias, pero nacen por menudencias.
Todo acto forzoso se vuelve desagradable.
Es evidente que todos los fines no son fines perfectos. Pero el bien supremo constituye, de alguna manera, un fin perfecto.
A fuerza de construir bien, se llega a buen arquitecto.
La poesía es más profunda y filosófica que la historia.
Y es que la naturaleza no hace nada en vano, y entre los animales, el hombre es el único que posee la palabra.
La belleza del hombre está o en la sonoridad, o en el significado.
Si el espíritu es un atributo divino, una existencia conforme al espíritu será verdaderamente divina.
El miedo es un sufrimiento que produce la espera de un mal.
El entendimiento es una tabla lisa en la cual nada hay escrito.
Es necesario que haya uno o varios principios y aun, en caso de existir uno sólo, que éste sea inmóvil e inmutable.
El hombre es un animal político.
Es preciso preferir la soberanía de la ley a la de uno de los ciudadanos.
Fuera de la sociedad, el hombre es una bestia o un dios.
Sólo hay una fuerza motriz: el deseo.
Todo hombre, por naturaleza, desea saber.
Todos o casi todos distinguen el alma por tres de sus atributos: el movimiento, la sensación y la incorporeidad.
La verdadera causa final reside en los seres inmóviles.
Movimiento es el paso de la potencia al acto.
Las cosas se llaman equívocas cuando tan sólo tienen de común el nombre.
Quien discute sobre si se puede matar a la propia madre no merece argumentos sino azotes.
Mercaderes e industriales no deben ser admitidos a la ciudanía, porque su género de vida es abyecto y contrario a la virtud.
La ciencia es respecto del alma lo que es la luz respecto de los ojos, y si las raíces son amargas, los frutos son muy dulces.
El fin de la ciencia especulativa es la verdad, y el fin de la ciencia práctica es la acción.
Todos los gobiernos mueren por la exageración de su principio.
Si nada hay eterno, no es posible la producción ni la generación.
Ir siempre de lo simple a lo compuesto.
Demasiado poco valor es cobardía y demasiado valor es temeridad.
La virtud es una disposición voluntaria adquirida, que consiste en un término medio entre dos extremos malos, el uno por exceso y el otro por defecto.
No se puede desatar un nudo sin saber cómo está hecho.
La conservación de una ciudad se encuentra en sus leyes.
La dignidad no consiste en nuestros honores sino en el reconocimiento de merecer lo que tenemos.
La naturaleza nada hace en vano.
El hombre que se mantiene en el justo medio lleva el nombre de sobrio y moderado.
La virtud resplandece en las desgracias.
Se ha dicho con razón que el bien es aquello a que todas las cosas, tienden.
Cada uno juzga bien aquello que conoce, y de eso es buen juez.
Pues el defecto no está en el tiempo, sino en vivir y procurar todas las cosas de acuerdo con la pasión.
Como la vista en el cuerpo, la inteligencia en el alma.
Parece, pues, que la felicidad es algo perfecto y suficiente, ya que es el fin de los actos.
Estimamos suficiente lo que por si solo hace deseable la vida y no necesita nada.
Pues es imposible o no es fácil hacer el bien cuando se está desprovisto de recursos.
Por esto se discute también si la felicidad es algo que puede aprenderse o adquirirse por costumbre o si sobreviene por algún destino.
Pues la felicidad requiere, una virtud perfecta y una vida entera.
¿Cómo no será absurdo que cuando uno es feliz no se reconozca con verdad la felicidad que posee por no querer declarar felices a los que viven, a causa de las mudanzas de las cosas y por entender la felicidad , mientras las vicisitudes de la fortuna giran incesantemente en torno de ellos?
Si sobrevienen males, oprimen y corrompen la felicidad, porque traen aflicciones; sin embargo, también en estos resplandece la nobleza.
Que nadie elogia a la felicidad... Por eso dicen que en la mitad de la vida en nada se diferencian los felices de los desgraciados.
Que lo irracional se deja en cierto modo persuadir por la razón.
Porque en toda acción en la que se da lo más y lo menos se da también lo igual.
Porque el hombre bueno es propenso a ceder.
No admitir como verdad nada que no fuera evidente.
El comienzo de todos los saberes es la admiración ante el hecho de que las cosas sean como son.
Se piensa que lo justo es lo igual, y así es; pero no para todos, sino para los iguales. Se piensa por el contrario que lo justo es lo desigual, y así es, pero no para todos, sino para los desiguales.
Lo mejor es salir de la vida como de una fiesta, ni sediento ni bebido.
No todo término merece el nombre de fin, sino tan sólo el que es óptimo.
Se quiere más aquello que se ha conseguido con muchas fatigas.
Es de importancia para quien desee alcanzar una certeza en su investigación, el saber dudar a tiempo.
Los tiranos se rodean de hombres malos porque les gusta ser adulados y ningún hombre de espíritu elevado les adulará.
Hay la misma diferencia entre un sabio y un ignorante que entre un hombre vivo y un cadáver.
No hay que empezar siempre por la noción primera de las cosas que se estudian, sino por aquello que puede facilitar el aprendizaje.
Tiempo es la medida del movimiento entre dos instantes.
Es ignorancia no saber distinguir entre lo que necesita demostración y lo que no la necesita.
El ser inmóvil mueve como objeto del amor, y lo que él mueve imprime el movimiento a todo lo demás.
La inteligencia consiste no sólo en el conocimiento, sino también en la destreza de aplicar los conocimientos en la práctica.
Porque deleitarse es algo anímico, y para cada uno es placentero aquello de lo que se dice aficionado.
Si tanto me alaban, será por alabarse a sí mismos, pues al alabarme dan a entender que me comprenden.
Parece, en efecto, que el principio es más de la mitad del todo, y que por él se aclaran muchas de las cosas que se buscan.
Pero algunos creen que, aparte de toda esta multitud de bienes, hay algún otro que es bueno por sí mismo y que es la causa de que todos aquellos sean bienes.
También elogiamos al sabio por su habito, y a los hábitos dignos de elogio los llamamos virtudes.
Considero más valiente al que conquista sus deseos que al que conquista a sus enemigos, ya que la victoria más dura es la victoria sobre uno mismo.
Es la ignorancia de alguien que sabe cosas, pero que voluntariamente ignora hasta cierto punto su saber para dar lugar a lo nuevo que va a ocurrir.
Puesto que lo porvenir no está oculto, concluimos que la felicidad es fin y completamente perfecta en todos sentidos.
No conviene hablar del pudor como de una virtud. Se parece más bien a una emoción que a una disposición adquirida. Se define, pues, como un miedo de dar de sí una mala opinión.
El género humano tiene, para saber conducirse, el arte y el razonamiento.
El único estado estable es aquel en que todos los ciudadanos son iguales ante la ley.
Todo lo que hacemos está puesto con el ojo en otra cosa.
Adquirir desde jóvenes tales o cuales hábitos no tiene poca importancia: tiene una importancia absoluta.
No hay que prestar atención a quienes nos aconsejan, so pretexto de que somos hombres, no pensar más que en las cosas humanas y, so pretexto de que somos mortales, renunciar a las cosas inmortales.
Aprendemos, o por inducción o por demostración. La demostración parte de lo universal; la inducción de lo particular.
Ni tampoco por ser eterno será más bien, si no es más blanco lo que dura mucho tiempo que lo que dura un solo día.
Las enseñanzas orales deben acomodarse a los hábitos de los oyentes.
Si las acciones humanas pueden ser nobles, vergonzosas o indiferentes, lo mismo ocurre con los placeres correspondientes. Hay placeres que derivan de actividades nobles, y otros de vergonzoso origen.
En su origen, todos los miembros del gobierno eran caballeros; porque la caballería constituía entonces toda la fuerza de los ejércitos y aseguraba la vitoria en los combates. Verdaderamente, la infantería, cuando carece de disciplina, presta escaso auxilio. En aquellos tiempos remotos no se conocía aún por experiencia todo el poder de la táctica respecto de la infantería, y todas las esperanzas se cifraban en la caballería.

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